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Cuando te fusite tu

Memorias > De la música a mis recuerdos
Cuando te fuiste tú
Por Oniel Moisés Uriarte

Fue muy pronto cuando te fuiste tú, lo sé, porque en las noches no encontré más tu desvelo por lograr el más placentero de mis sueños. Fue muy prematura la partida, porque aun mi cuerpo no concebía buscar calor en una cama vacía, si no era al amparo de tus brazos protectores.

Fue muy difícil entender que ya no regresarías, no porque no lo entendiera, sino porque no lo quise asimilar. Era como aceptar mi desnudez y el desamparo en medio de la nada, en medio de un desierto que teniendo el oasis muy próximo, no brindaría alivio a mi sed. Aprendí desde entonces que se debe decir lo que se siente, pero mucho más, sentir lo que se dice y hacerlo sin vergüenzas, sin miedos y sin censuras.

Poco más de una década no es tiempo suficiente para entregar todo lo que se tiene dentro y decir todo lo que hemos callado por inexperiencia. Es un tiempo muy breve, necesitaba una vida entera para colmar de elogios todo el significado de tu paciente entrega. Te quise tanto, pero tanto, que no concebía un segundo sin verte sonreír y aún viéndote feliz, quise que lo fueras más.

Cuando te fuiste tú, quedé vacio, tu vida toda permaneció en mi recuerdo, haciéndome sentir la nostalgia de esa primera vez que te ausentaste para siempre y sé que en el momento que ya conocíamos el desenlace debiste notar en mi rostro la fingida sonrisa delatando la tristeza que me embargaba, yo también lo note en la fuerza de tu voz, ya insuficiente.

Te quise y en siete vidas más, si tuviera que vivirlas, te amaría con la misma pasión, porque tú fuiste más que parte, un todo de mí ser. Me viste nacer y encaminaste mis primeros pasos, me enseñaste a ser mejor persona y actuar en consecuencia. Por el peso de esta razón me inventé un nuevo encuentro, en el que debía colmarte de besos, ser más de ti que de mí mismo, vivir para alisar el plateado de tus cabellos rebeldes, suavizar la dureza de tus manos antiguas y refugiarte entre mis brazos ávidos de calor maternal que solo puede darme cuenta de su necesidad, cuando te fuiste tú, mi querida abuela.


 
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